El estudio analiza la producción y la rentabilidad, pero también el efecto que estas prácticas agrícolas (especialmente el uso de cubiertas vegetales, propias a la agricultura regenerativa) tienen sobre el suelo, sobre el que se generó una mayor biomasa de microorganismos y una mayor actividad de los mismos, así como mayor presencia de fracciones lábiles de carbón orgánico y mayor contenido de fósforo.